Blogia
BALAS PERDIDAS

Diario

AGOSTO 2016

El lunes, cuando murió mi abuelo y salí a la calle, me invadió una sensación extraña. La sensación de no entender. Y sigo sin entender. No entiendo como no suena música de trompetas por todas las ciudades, porqué no hay pendones negros en los balcones, porque no hay una multitud de gente en las puertas de su casa o aquí que viene a presentar sus respetos a mi abuelo. No lo entiendo. Porqué para mí ha muerto el rey. Así de honda es la huella que ha dejado en mí. No habrá otro como él.

Es muy difícil creo que entendáis lo que os digo. Porque aunque muchos quizá también habréis sentido lo mismo, yo estoy SEGURO DE ESTO, y nadie podrá hacer que modere mi discurso: He tenido el mejor abuelo del mundo. Y ya está, no hay discusión posible.

Mi abuelo no era una persona especialmente cariñosa. Ni tampoco podría decir que haya tenido con él grandes conversaciones profundas y trascendentales. Los recuerdos que tengo con él son gestos pequeños, algunos incluso raros…

Era una persona tremendamente curiosa, a la que le encantaba hacer de manitas, y cualquier aparato que hiciera algo. No puedo enumerar la cantidad de objetos inútiles que me ha regalado durante todos estos años, desde monedas antiguas a muelles de algún aparato que había desmontado. O su último coche, siempre limpio, siempre bien cuidado… siempre lleno de más monedas antiguas, muelles, cosas... Conduje ese coche que ya tenía 250.000 km con un orgullo inmenso. Creo que él también estaba orgullosísimo de poder dármelo. Y recuerdo que cuando el coche dijo basta, lloré como un niño. El niño que entiende por primera vez que los reyes también pueden morir.

También ha sido la persona más amante de los animales que he conocido. Siempre se paraba para acariciar y CONVERSAR, literalmente, con cualquier animal. Y casi siempre se llamaban Sebastián para él. Lo alucinante es que los animales parecían estar encantados de llamarse Sebastián a partir de entonces. Se entendía mejor con ellos que con algunas personas.

Pero sobretodo, mi abuelo ha sido la persona que más me ha hecho reír en mi vida. A mí y a toda mi familia. Y esto no es solo importante por los buenos momentos que nos ha dado, no es sólo por la risa en sí. Mi abuelo me enseñó con ese sentido del humor tan suyo, tan ácido e irreverente, a perderle el miedo y el respeto a las cosas más supuestamente serias. A darle siempre una vuelta positiva a los momentos más tristes y difíciles. Como ESTE momento.

Es una lástima que no pueda hacer ninguno de sus comentarios ahora mismo, porque convertiría sin esfuerzo nuestra pena en lágrimas de tanto reír, y la sala estaría medio vacía porque todo el mundo estaría haciendo cola para ir al lavabo. Así era mi abuelo y así querría que fuera este día. Sonreíd, pegaos una buena comida con un buen vino, como él haría. Yo lo haré, y brindaré feliz, porque he tenido la suerte de vivir en la corte del Rey de los Abuelos.

Nunca entendiste que la culpa de que rompiéramos es que te quería demasiado. Normal que no lo entendieras, yo tampoco lo entiendo, pero es así. Me gustabas más de lo que yo podía soportar. Más de lo que tú podías soportar también. No podíamos tener un día tranquilo, en el que tu te dedicaras a dibujar y yo a aporrear la guitarra o a escribir. Porque entonces me giraba, y te veía allí estirada, con la cabeza apoyada en el papel, concentrada, y entonces te quería demasiado...

 

Pero para que hablar. Aquí el amigo Nacho lo dirá siempre mil veces mejor...

AÑO NUEVO, LIBRETA NUEVA

AÑO NUEVO, LIBRETA NUEVA

Esta libreta es un regalo navideño, y un día después de empezar el año, la estreno. Viajo en el tren (¡qué raro!) de Vilanova a Barcelona, con Elise durmiendo a mi lado.

Han sido unos días extraños. La Navidad es siempre una época muy melancólica para mí. Aunque creo que más lo es para ella.

Elise ha pasado todas las fiestas conmigo y mi familia, y aunuq eso es poco menos que un castigo del más allá, no creo que prefiriera pasarlas sola en casa.

Aunque las Navidades sean una mierda, siempre es mejor compartirlas con alguien. El problema son los días, supongo. Días en los que yo estoy en mi ambiente, en mi casa, en mi idioma y en mi país, pero ella no. Días que empezaron con amor, pasión, ternura, risas y orgasmos, pero que ahora, un día antes de que se vaya, se han evaporado un poco.

Elise ha amenazado con leer lo que escribo en esta nueva libreta cuando yo no me entere, y eso bloquea un poco lo que me gustaría expresar. Pero sería injusto echarle la culpa a ella. Hace ya un tiempo que no escribo con "ese fuego que sube desde la barriga y la garganta que amenaza con consumirte si no lo expulsas". Ya no escribo de forma tan libre, ni tan viva. La inspiración se me esconde no sé donde. No hay fuego ya, pero aún así sigo teniendo que expulsarlo... humo y cenizas.

Es curioso como estando mi vida tan delimitada, tan reducida y aparentemente predestinada, es curioso que no pueda ver nunca de donde viene ni a donde va. La relación sigue siendo un misterio. Los buenos o los malos momentos no me hacen decantar hacia nada. La quiero, si. Pero ¿que más? ¿Por qué? y ¿Para qué? Ni puta idea.

Hemos pasado el fin de año en Cadaqués, mi pueblo de verano, al que hacía seis o siete años que no iba. Me hizo recordar porque me gustaba tanto aquel lugar, pero el reencuentro con mi tía me hizo recordar también porque no había vuelto.

Como ya había pasado el año anterior, Elise se puso enferma, y como ya había pasado el año anterior, Elise y yo rompimos. Aunque esta vez no hizo falta esperar al año nuevo. Lo hicimos directamente el día 31, para poder empezar el año ya reconciliados.

Ha sido un fin de año para recordar, pero no en el apartado de recuerdos felices. Su humor se fué agriando poco a poco con el paso de los días, supongo que en parte por culpa mía, hasta que exploté. Me sentía muy impotente, porque nada de lo que hacía servía para mejorar su humor, ni nuestra relación. Así que me planté, y decidí que ya estaba harto de cargar de responsabilidades y culpas. Aún lo recuerdo, diciéndole todo esto en la parte trasera del jardín en Cadaqués, de noche, con la mitad de su cara en sombras y mi otra mitad también, con una cantidad de estrellas en el cielo como hacía tiempo que no veía... Y mientras le decía todo eso, recuerdo estar muriéndome por abrazarla y quererla.

Y claro, esa no es buena forma de romper una relación.

(02-01-08)

Y PESE A QUE...

Y pese a que sigo quemando tus recuerdos, de vez en cuando tengo la sensación que vendí mi alma a algun diablo, y junto contigo se llevó gran parte de mi tristeza y mis miedos, pero también se llevó parte de mi vida y su motivo.

Y lo mire por donde lo mire (y hable con quien hable) me digo y me dicen que he salido ganando en el trueque. Ya no sufro lo que sufría, puedo construir una vida normal.

Pero siguen despertándome de noche los recuerdos que aún no he quemado,
volviéndome loco y haciéndome pensar que jugué muy mal mi mano.

Que mi barco ha salido de la tormenta, pero que ya nunca llegará a buen puerto.

Que quizá nunca me quede pobre, pero lo que es seguro es que nunca seré rico.

...No lo sé.

PASITO ALANTE, PASITO ATRÁS

PASITO ALANTE, PASITO ATRÁS

 

Más tiempo paso con ella, menos necesidad tengo de escribir. La verdad es que me jode bastante, no sé si me estoy anulando como persona...

Pero ahora no me quedan más cojones, estoy en el tren dirección Latour-Toulouse. Vuelvo a verla. Es exactamente el mismo tren que una hora antes me ha llevado de Toulouse a Latour; me ha despertado el sonido de llaves de una operaria de la estación, pidiéndome que bajara del tren, ya que era la última parada. He bajado tambaleándome de sueño para descubrir que el autobús que debía llevarme a Barcelona, EL ÚLTIMO AUTOBÚS, ya se había marchado. De repente el mundo me ha parecido que enmudecía, como evidenciándome, como esperando mi reacción. Una vez más la había cagado. Pero parece que tengo horchata en las venas; no he gritado, ni he roto nada, ni me he cortado las venas...Nada. He salido de la estación y me he fumado un cigarrillo, pensando qué hacer.

Son las 18:15 más omenos. Tengo 8 euros en el bolsilo. Los 8 euros que me servirían para ir de Latour a Barcelona, pero ni mucho menos para ir de vuelta a Toulouse. El último tren a Toulouse sale en 1 hora.

Es decir: Tengo el dinero pero no el bus para ir a Barcelona, y tengo un tren pero no el dinero para volver a Toulouse. Una vez más las piezas no encajan en mi vida. Pero sería demasiado simple solo con eso. Mi movil no puede hacer llamadas (por impago de astrofísicas facturas de llamadas a Francia, si) y tampoco tengo batería para recibir llamadas...

Esto es casi un alivio ya que prefiero no tener que hablar con mis padres de mis problemas de hijo burgués. Pero el poder encender el móvil me permitiría tener el número de un ex-novio de mi madre que vive en Puigcerdà, no muy lejos de donde estoy. Quizá podría llamar a mi madre desde una cabina, explicarle el caso y pedirle el número de su ex-novio. Esto gastando parte de mi fortuna de 8 euros claro.

Así que me dirijo a la salvadora cabina, pero ¡TACHÁN! ¡solo acepta tarjetas de crédito! Perfecto. ¿Qué clase de país superdesarrollado es este? No quiero hablar con mi madre igualmente. No, mejor no. Salgo fuera a fumarme otro cigarro y a pensar otra vez. Siempre viene bien.

El tiempo para coger el tren de vuelta a Toulouse , y aunque toda esta situación parece creada por mí como excusa para volver a los brazos de Elise, siempre es una mierda volver como un dormilón, perdedor, irresponsable y sin dinero.

El silencio de este pueblo de los pirineos es terrorífico. Pensar en dormir al raso aquí me hace tanta gracia como clavarme astillas entre los dedos.

Pero un sonido de motor me hace levantar la vista. Un autobús se acerca y se detiene delante de la estación con la puerta abierta. Voy corriendo hacia él (corriendo todo lo que me permite el maletón que cuelga de mi hombro), y chapurreando algo de francés le pregunto:

-Excuse-moi, vous ne va pas a Barcelonne, o Puigcerdà, o Ribes de Freser, o quelque-chose...?

El tipo niega con la cabeza y me dice:

-No. Je va a a Enveitg, un kilometre d´ici.

-Pas-que j´ai perdu mon bus pour aller a Barcelonne et je se pas que-est que je peux faire...(con voz de Oliver Twist)

El tipo pone cara de "no me gustaría estar en tu pellejo macho":

-...C´est possible que a Puigcerdà ai un bus a Barcelonne, me he se pas, et je se pas a qui´l heur...

-Ajá...(vamos-vamos-vamos-vamos...)

-Toi peux aller pour la voi du train, sont 4 kilometres seulment, pas-que ici n´ia pas rien de rien.

Mientras me dice eso, la maleta de mi espalda, el ex-novio de mi madre en Puigcerdà, la idea de un poco provable autobús a Barcelona...pesan más y más en mi mente. Al otro lado de la balanza de mis emociones una cama doble, unos pedos indomables, unos labios como carne cruda que bien besados desvelan una sonrisa que transmite la más honesta y turbadora sonrisa, que no sería nada sin ir acompañada de unos ojos que brillan y se mueven con una avidez, con una curiosidad, una receptividad y una invitación infernal al amor más tierno y a la vez más cerdo que un gilipollas observador como yo haya visto nunca.

-¡Ok, merci monsieur!

Me vuelvo dentro de la estación y me dirijo a la ventanilla. Con mi arcaico francés le explico la situación a la guapa (sería traición no decirlo) taquillera.

Aparte de confirmarme lo que ya sé, que estoy jodido, le pregunto si cree, franchement, que podría viajar hasta Toulouse sin billete, aunque fuera llevándome una multa impagable. No. NON, JE CROI PAS. No con este revisor. No es simpa´tico ni mucho menos, me dice.
La taquillera me ofrece poder dormir en uno de los trenes abandonados. Mmmm....prometedor...

Gastando la última bala (perdida), arrastro los pies hasta el tren que me había llevado hasta allí. El tren que iba a salir ahora hacía Toulouse. Me dirijo a un matrimonio francés de cincuenta años, y al más puro estilo rumano suplico una limosna... ¡de nada menos que 20 euros!

La rumana ya podría haber suplicado que nunca lo hubiera conseguido, mientras que para un niño-bien con labia y cara de buen chico pero despistado como yo ha sido relativamente fácil. Les he pedido su dirección para devolverles lo prestado pero por supuesto se han negado. Son franceses.

Y esto lo escribo desde este tren, que siento casi como mío, a punto de volver con Elise, avergonzado y cagándome en mis muertos, pero con una sonrisa mal disimulada en las esquinas de mis labios.

 

04-01-08

04-01-08

 

Esto fué lo que escribí la primera vez que rompí con Elise. Siempre ha estado escondido en este blog, en el apartado "borradores", pero nunca fué el momento de publicarlo, ya que Elise y yo hemos roto, y descosido, y vuelto a coser unas cuants veces.

Quizá siga sin ser el momento para colgarlo, mchas cosasa no son como se refleja en este escrito, pero lo que dije aquí es un eco de lo que ha pasado de nuevo ahora, esta vez para siempre. Aunque los Strokes canten "Someday" mientras escribo...

He decidido expulsar de mis libretas todo aquello que escribí y no dije. Me quema. Ya no hace falta que me haga el duro y esconda mis debilidades. Ya nadie va a abusar de ellas...

Corresponde al día que aparece en el Título:

"Me prometí no escribir más en este blog. Una vez más, rompo mi palabra, porqué no sé que hacer con todo lo que siento en mi cabeza. La llamaría, pero no querría hablar conmigo. Todas las cosas que querría decirle solo le podrían sonar a excusa y a intento desesperado de recuperarla, y no estaría equivocada. Así que vamos allá. Vomitemos hacía la nada para poder volvernos a levantar...

Quizá demasiado o quizá nada. Maldita seas, cuánto dolor me causas ahora, siendo yo el que he cortado. Si querías ser la ganadora, la que lleva el toro por los cuernos ¡felicidades! Has ganado. Ahora me siento mal por intentar ser honesto. Por intentar poner en claro que sí queríamos que funcionara había que cambiar muchas cosas.

Mucho rencor has soltado por tu boca, tanto o más que yo. ¿Para sentirte menos despechada? ¿Para notar, usar y abusar del poder que has ejercido en mí? ¡FELICIDADES! Toma tu premio a la crueldad, te lo mereces. Ojala todos los puñales que has lanzado fueran simples puñales de rabia. Simples pataletas de niña que quiere algo con toda la fuerza de la que es capaz. Eso quizá me diera la certeza de que me querías, de que podía confiar en ti. Pero supongo que los dos sabemos que no es así. Que detrás de la pura venganza y rabia que ha impulsado tus palabras, existe realmente la simple verdad: Que nunca has sentido nada.

Como te he dicho, te felicito, tus respuestas consiguen hacerme creer que todo lo has fingido. Ahora dudo incluso de cada maldita mirada. Son tan falsas que ni siquiera han existido. Es como si ahora despertara de un sueño. Nada ha sucedido. Cuando reías no reías, cuando me besabas no lo hacías, pensabas en otra cosa. Cuando flirteabas y me agasajabas, solo era para tu propio beneficio, para experimentar y aprender lo más bajo de la las relaciones humanas: el juego de poder. Para creerte “la polla”, y hacérmelo creer a mí. Y aún así no creo que todo sea falso. Nos defendimos sacando las uñas como gatos asustados.

Me contradigo, lo sé. Cada pensamiento anula al otro, y aún así conviven en mi cabeza. Está carta la empieza un hombre y la acaba otro. Así nada podía salir bien, está claro. Supongo que es culpa mía, mi mentalidad ha debido sentenciarlo todo desde antes que pasara incluso. Una vez más, he dado mi cariño sin criterio, sin mesura. Con dudas, claro, siempre con dudas (ese es mi estilo), esperando que esta vez no me iba a equivocar. Y tú lo has cogido y exprimido a gusto, para probar hasta dónde llegaba. ¿Cuántos viajes hubiese hecho a Toulouse si no hubiera abierto la boca hoy? ¿Hasta dónde pensabas mantener el teatro? ¿Dónde querías que llegara mi devoción por ti? Lo siento, pero algo he aprendido. Cuánto mas te hubiera querido de esta manera, menos me hubieras querido tú, y más infelices hubiéramos sido los dos.

No me arrepiento de nada en esta relación: Ni de haber dado todos los pasos que di, ni de haber sido (como tu dices) demasiado bueno contigo, ni de cómo he apartado mi vida para hacer una nueva, pequeñita y frágil, contigo. Creí que la ocasión lo merecía. Pero lo que me repito una y otra vez, aunque me cuesta, es que no debo arrepentirme de haber sido valiente hoy, y haber puesto sobre la mesa lo que los dos sabíamos: Qué somos incapaces de querernos el uno al otro. Ya sea porqué la atracción ha muerto, ya sea por falta de experiencia, ya sea porqué hemos descubierto que el otro no era quién nosotros pensábamos… Pero yo creo que es por todo el miedo, el orgullo y la rabia que sentimos, que nos hace verlo todo con el ojo de la suspicacia. Con el ojo de los que confiaron y les dieron por culo. Con el ojo de los que están y estarán más solos que nadie, porque no pueden creer en nada ni en nadie.

Qué ridículo me siento, metiéndote a ti y tus sentimientos en el mismo saco que los míos, pretendiendo saber lo que sientes y piensas… ¿Que te he usado? Sí ¿Que tú me has usado? También ¿Qué sabías que esto pasaría incluso antes de venir? De acuerdo. Mala forma de encarar una relación, pero no puedo culparte, quizá yo también lo sabía. ¿Qué viniste solo para olvidar pasados amores y para no sentirte sola? Claro que sí. Lo entiendo porque yo también lo he hecho. Cada uno de estos argumentos son falsos y verdaderos a la vez. Pero ¿Qué no has sentido nada? Eso no puedes creerlo ni tú. Puede que no sepa lo que piensas y sientes. A veces no hace falta.

Ahora, mientras escribo, me acuerdo de cuando comparábamos nuestra caligrafía. “Tu letra y la mía son muy parecidas en realidad” dijiste. Y a mí me basta esta inmensa chorrada para saber que no es verdad que no sintieras nada por mí. Has sentido algo muy parecido a lo que he sentido yo, pero quizá ya no te acuerdes. Algo efímero, pero bonito. Demasiado bonito para ser cierto. Demasiado amor para aceptarlo. Demasiada bondad para ser mantenida en este mundo. Demasiado escepticismo y orgullo para creer en algo así, aún siendo consciente que no podía ser nada para siempre, aún aceptándolo como una experiencia más. Demasiado miedo a ser heridos de nuevo. Demasiadas ganas de devolver todas las que nos han dado contra alguien que no ha tenido la culpa de nada: Tú y Yo.¡Qué triste el que puedas querer y tratar demasiado bien a una persona! ¿Cómo pueden ir juntos demasiado y bien? El sueño debe ser una pesadilla de la que aún no me he despertado. Y parece que se repite cada maldita noche. En todas las relaciones uno usa al otro. Es cruel, pero es así. Lo importante está en como te tomas esto. Yo quizá tuve miedo de ser usado como tantas otras veces… Y tú… tú tuviste miedo de ser tan querida, tuviste miedo de confiar en alguien. Tanto cariño incondicional solo ha despertado en ti las sospechas de que yo tenía un interés oculto, de que quería usarte. No te culpo, mi cariño tenía un interés muy claro: que fuera correspondido con el mismo cariño. Claro que te he usado. Te he usado para sentir tu amor. Espero que tú me usaras por lo mismo.

Ahora a cada minuto ruego a Dios o a quién sea que lo sustituye para que no encuentres a ese hombre que te hará volver loca por lo mal que te tratará. Ese hombre al que querrás solo porqué él no te quiere. Pero sé que eso pasará irremediablemente.

El otro día pensé que sólo cuando tengas cuarenta años o más, te acordarás de mí y de lo que vivimos, y añorarás volver a encontrar a un hombre que realmente te quiera por lo que eres… Otro hombre que te trate demasiado bien, porque por ese entonces ya te habrán tratado demasiado mal. Si un día te sucede eso, será uno de esos momentos en los que uno siente realmente el paso del tiempo, casi puede ver como su propia piel se arruga y se pudre. Podrás imaginar todas las flores que ha habido en el mundo, cómo han nacido, se han abierto y se han marchitado, bajo millones de amaneceres y atardeceres, y lluvias y nieves y días de sol. Y nada de lo que podamos hacer nos devolverá el tiempo y las oportunidades perdidas. Joder, esos momentos son en los que uno realmente entiende lo más triste y lo más bonito de la vida y de la muerte. Te imagino a ti pensando en esto, cerca de la ventana de un bar, mirando hacia la calle en un día frío, cuando ya haya llegado nuestro invierno. Y quizá yo esté en otro bar, llorando sin lágrimas, pensando lo mismo.

Y aquí acaba la carta que nunca te enviaré…Demasiado he puesto en ella. Demasiado siento que ya todo se ha acabado. La pataleta de niño fue mía, al ver que te ibas. Ya no tengo fuerzas para luchar por ti. Sólo puedo decir que lo siento muchísimo… ¡siento tanta culpa! y aún así creo que era lo mejor (o quizá lo único) que podía hacer: Romperlo todo. Porque llegué con la intención de cuidarte y quererte, y al final te he herido y te he dejado ir."

 

 

 

 

 

 

MIS OJOS EN TU MIRADA

MIS OJOS EN TU MIRADA

...Y dices que mis ojazos son la cosa más bella del mundo, pero eso es solo porqué cuando los miras ellos te están mirando a ti. Porque cuando miro cualquier otra cosa del mundo, aún la más bonita, mis ojos son grises y fríos.

Pero cuando tu miras mis ojos, ellos te miran a ti, y reflejan todo lo que te quiero. Entonces mis ojos son azules y brillantes, arden al mirarte, y se vuelven quizá la cosa más bella del mundo...con permiso de tus ojos.

PARA MI GATA

PARA MI GATA

Han pasado más de dos años desde que murió, y aún pienso en ella. Aún encuentro fotos suyas durmiendo en el sofá, o mirando la tele, o metida dentro de la lavadora...Y quién crea que esto es sentimentalismo barato se puede ir a la mierda. Quién no echa de menos a un animal que ha muerto, es que ese animal nunca fue realmente suyo.

A diferencia de Tibet, mi otra gata, Sam se quedó pequeña y delgada. A diferencia de Tibet, Sam parecía medio salvaje. No dudaba en pegarte un mordisco si ella lo creía necesario, era así de encantadora. Tenía la vida en sus ojos, en sus arañazos, en sus saltos y sus carreras por el pasillo. Vivía muy intensamente cada día (algo que muchos humanos tenemos que aprender aún), y le dió una motivación a Tibet que la sacó totalmente de su rutina, como una bomba que explota en tu sofá mientras intentas suicidarte a base de programas del corazón.

Mientras yo leía estirado en mi cama una noche de domingo, oí un ruido que venía de la cama de arriba de la litera. Creí que Sam estaba cagándose otra vez en la colcha como era habitual, así que salté de la cama para pillarla in fraganti. Estaba tumbada totalmente de lado, con los ojos abiertos, mirándome sin verme. El ruido que hacía provenía de su garganta, y la colcha estaba mojada por la baba que se le escapaba de su boca abierta. No sé en que momento me dí cuenta de lo que pasaba, pero recuerdo acariciarla, empujarla, llamarla cada vez más asustado, zarandearla como un loco, cogerla en brazos y llorar como un niño...Mi ataque duró un buen rato. Desperté a mi padre, y metiéndola en el cesto en el que ella solía dormir, la llevamos al prado cerca de casa.

No podía dejar de llorar. La tierra era muy dura, asi que tuvimos que apilar piedras enmedio de la noche para cubrirla. Recuerdo tener que hacer esfuerzos para encontrar las piedras porque entre la oscuridad y las lágrimas no podía enfocar nada.

No he vuelto nunca a ese descampado, y lo he pensado mil veces. Y la echo mucho de menos.

Ha debido haber alguna confusión...Ahora Sam debería estar en mi regazo durmiendo. Debería poder acariciarla mientras ronronea, y estas líneas deberían estar llenas de cualquier otra cosa.

BOLETUS VACUI (...o de como perder el tiempo y pretender que es falta de inspiración y crisis existencial)

BOLETUS VACUI (...o de como perder el tiempo y pretender que es falta de inspiración y crisis existencial)


La sensación de no tener nada, ni en la cabeza ni en el corazón. Ir pasando los días como si fueran páginas de un libro escrito en chino. Ni puta idea del argumento, la verdad. Viendo a través del cristal empañado por el humo de todos los porros y cigarros. ¿Por qué este esfuerzo en no-vivir? ¿Por qué intento matar mis emociones y transformarlas en visiones negativas del mundo? El mundo no es tan malo, seguro. O en todo caso si lo es, entonces motivo de más para buscarle algún sentido. Pero no lo encuentro, no sé tan siquiera si lo busco.

Los fugaces momentos de realización y felicidad me embriagan y me impiden retenerlos en mi memoria para hacer uso de ellos, para darles un valor. Por eso son fugaces y sorpresivos. Por eso los deseo. Tómalos y déjalos pasar. No preguntes por qué vinieron, no intentes que vuelvan, no mires atrás añorándolos.

¿Y de qué coño hablo yo? No sé sobre que escribir. No puedo describir la nada, sobretodo porque sería un coñazo infumable. Creo firmemente que no se puede hablar de una vida como la mía (qué jodidamente especial me considero). No se puede hablar de un puto grano de arena con un ego tan grande y una autoestima tan pequeña. Y además me toca comprar leche…

Pero tengo que ¡escribir, escribir, escribir! Debería escribir un guión para mi próximo proyecto, y no esta mierda. Estoy en el fondo de un gran tanque de agua vacío, y no puedo salir, es demasiado alto y liso. El pronóstico es de lluvia.

Hoy debería haber escrito algo coherente, y no lo he hecho. Me he echado a dormir después de comer y me han llamado al móvil. Elise. Ha ido a ver al doctor y es posible que los dos tengamos mushrooms en el bajo vientre.
Hablando con ella desde que estaba en la cama hasta que he llegado a la seguridad social y un poco más. Pero…
Antes de entrar me encuentro a una amiga que vive ahí el lado, peligrosa sobretodo porque cultiva marihuana de interior. Como estoy hablando con Elise, me la saco de encima diciéndole que ahora iba a subir a su piso.

La doctora me mira el pene y me tranquiliza, no tengo nada raro. Me dan cita para mañana a las siete de la tarde. Subo a casa de esta amiga, y salgo a las diez menos cuarto totalmente sedado.

Con el corazón a mil y contra el viento frío, saco mi último cigarro y me lo fumo de camino a casa. La cabeza gacha, no sé si porqué el mundo no merece mirar a un ser tan insignificante como yo, o porque yo no me merezco la visión horripilante de un mundo gris. No he escrito nada, el día ha pasado. No he comprado leche y no sé que voy a cenar. Sigo colocándome, y vuelvo a casa pensando en escribir esto. Pero intento ser positivo, al menos no tengo setas en los genitales.

INSTANTES DESPUÉS

INSTANTES DESPUÉS

Es lunes. Después de despedir a Elise, me siento muy solo, aunque también muy libre (si es que eso tiene algo de positivo).

Instantes después, mientras doy vueltas por Plaza Cataluña, me manda un mensaje: "tqmmmm". Las ganas de llamarla son irresistibles. Quiero decirle lo mismo. No hay cobertura. Lo escribo en mensaje, con los ojos húmedos y sintiendo la ausencia de la mitad de mis órganos vitales. Pero antes de enviarlo me llama ella para decirme que ya me echa de menos. Yo también, joder. Le digo que la quiero con gotas que no llegan a caer de mis ojos. Y no es un te quiero seguro y firme, no. Es un te quiero débil como una hoja vieja y mojada. Pisoteada mil veces. Se rompe fácilmente, y no se despega del suelo por mucho viento que sople. Hay cosas que no se curan...Me había jurado no decirlo más, pero lo he hecho.

Luego doy vueltas y más vueltas, sin rumbo. Me siento a comer el bocata con desesperación, distrayendo mis sentidos, que se sienten abandonados. Pero me rodea un grupo de treinta estudiantes franceses. Instintos asesinos aumentando...

Con necesidad de ver a alguien, de hablar de algo. Acabo en una plaza de mi antiguo barrio. El centro es muy anónimo y agobiante. Las palomas rodean mi banco. Hay un macho palomo en celo, que se encrespa y hace sonido para llamar la atención de una hembra. Pega pequeños esprints hacia ella, como si la fuera a envestir. La hembra pasa de él, pero él no desiste, no puede aunque quiera. Ese instinto animal me mosquea bastante. Me identifico bastante con el palomo, cosa nada agradable. Así que pego un esprint hasta el quiosco, para comprarme la misma revista que le he comprado a Elise para su viaje en tren(...). Es una revista de humor, que conseguiría distraer a cualquiera. Necesito sentirme menos palomo.

Pero en el quiosco me fijo en la portada de una revista de ciencia, en la que aparece el torso desnudo y el paquetorro de un maromo que yo jamás tendré: "La crisis de los 35"..."Los riesgos médicos del hombre por no tener descendenia"...

Joder. Quiero llamar a Elise y prevenir mi crisis de los 35. A mis 22 años...

NADA NUEVO

 

No digo nada nuevo al decir que cada nueva persona que quieres, la quieres de una forma más triste.

Cada persona que has querido se lleva una parte de tu amor y tu ilusión.

Cada nuevo amor nos recuerda el paso imparable del tiempo.

Cada nuevo amor nos recuerda la futilidad de todo.

Cada nueva relación nos llama a la eternidad, a un estado atemporal y apacible.

Pero tarde o temprano el amor se acaba, o se acaban las personas que aman.

No digo nada nuevo.

Es lo bello y lo triste.

Dos personas que deciden envíar a la mierda al mundo y sus prisas.

Exclaman: "¡A la mierda cada una de las chorradas efímeras con las que vivimos! ¡A tomar por culo nuestros mismos cuerpos, el amor sobrevivirá a eso y más!"

Qué bonito. Dos almas unidas en la lucha contra el Tiempo, en la lucha contra Todo el Sinsentido.

Dos almas unidas en la lucha contra Ellas Mismas.

Una lucha realmente inútil, pero una lucha al fin y al cabo.

Como todos los valientes, inconscientes.

Como todos los inconscientes, felices. No digo nada nuevo.

14-10-07

 

El día de mi vuelta estaba en la estación de tren,

fumando como siempre un cigarrillo.

Llegó una pareja joven en coche, conducía ella.

Bajaron y sacaron una bolsa del maletero,

se dieron un beso y él se marcho,

mientras se despedían con la mano y ella subía de nuevo a su coche.

Él se giró una última vez, pero ella ya estaba maniobrando para salir

y no le vió.

Ahora tenían todo el tiempo del mundo para olvidarse el uno al otro.

Eso me hizó dar cuenta de lo vulgar de estas relaciones,

la mía incluida.

Lo que empieza como un acto loco y valiente de amor,

o atracción al menos,

acaba en un polvo de fin de semana...

Pero yo aún no puedo olvidar su cabeza en mi pecho.

Aún... 

IMPRESIÓN DE NADA

 

De vuelta de Toulouse, en la estación de LaTour de Carol. Con un pie en Francia y otro en España, enmedio de los Pirineos, la soledad era más grande que cualquier montaña, y más fría. Otros viajeros esperaban como yo el autobús.

Es muy curioso observar a esa gente como tú, todos parecen sospechosos o descorazonados, o ambas cosas. Una madame elegantemente vestida, que cubre su alma con gafas de sol, más fría que un témpano, quizá yendo o volviendo de su último intento de amar sin tener que sufrir más. Dos simpáticas cincuentonas francesas, charlatanas como cotorras, seguro expertas cocineras y adictas a la prensa rosa. Ilusionadas porque creen estar escapando de ellas mismas. Una pareja de negros, africanos o franceses, abrigados hasta la frente sin hablar el uno con el otro, con destino inimaginable, aunque seguro que no mejor que del que escapan. Una guapa joven, yendo o volviendo de un amor fugaz, perdida, y quizá más triste que en la ida. O quizá feliz, pero seguro que no libre. Un trabajador solitario comiendo un bocata a la luz de la mañana, que parece pasar más tiempo ahí que en su casa. Sin mirar a nadie, de vuelta de todo. Aparece un coche con dos tipos cuarentones, vestidos con botas de piel y chaquetas de cuero, uno de ellos con gafas de sol, y las cejas en un gesto inocente y culpable a la vez. Caminan como cowboys y juzgan a todo el mundo. Entran en la estación de esta guisa y salen al cabo de dos minutos, de la misma forma que llegaron. O traficantes o secretas pienso, pero eso es lo divertido, que en un sitio como este uno no sabe nada. Gente anónima con vidas desconocidas. Quizá son las abuelitas las traficantes, o el obrero zampa-bocatas, o yo mismo sin saberlo...Quizá la chica joven ha viajado por estudios y no por placer. A lo mejor yo soy el único fugitivo aquí.

Lo triste de verdad es que hoy en día muchos podemos gastar nuestro dinero y tiempo en sentirnos libres, yendo de aquí para allá. ¡Qué espejismo más bien creado, pues todos tenemos que volver a nuestras celdas! Corremos como galgos huyendo del hastío y persiguiendo al conejo blanco del placer inmediato, pero damos vueltas y vueltas volviendo al mismo punto, cansados pero infatigables, aún sabiendo que el conejo es de cartón. ¡Cuánta vida para tanta muerte! En eso hay que descubrirse ante el prestidigitador, si existe, pues el equilibrio es tan perfecto como inútil.

EL MURO

 

No puedo quejarme.

Pudiendo haberme evitado,

viniste,

y no sólo eso.

Pudiendo haberme torturado,

me cuidaste.

Me diste más de lo que tenía derecho a pedir,

e incluso más, con ilusión, con sorpresa,

con voracidad de vida.

Más, mucho más de lo que se puede soñar.

¿Lo hiciste por amor,

por curiosidad,

por mero capricho juvenil?

¿Por ti? ¿Por mí?

Ese es el único drama de esta historia, supongo.

Esa barrera realmente infranqueable

entre lo que sientes tú,

y lo que pienso yo.

¿O no?

FÁBULA DE AMOR VERANIEGO

FÁBULA DE  AMOR VERANIEGO

Era mi primer dia de playa después de un año de hibernación. Mi primera visita al mercado de la carne tostada y macerada en crema solar. Mis ojos estaban abiertos como platos de restaurante vanguardista, mientras pensaba para mí "joder, así que esto era lo que escondía el verano...¿por que coño nadie me lo ha explicado antes?".

Supongo que mi mente rozaba en esos momentos la temperatura de fusión, porque necesitaba entrar al agua cada dos minutos y criogenizar mis hormonas radioactivas e inestables. Sin duda sentía una despreocupada alegría y excitación que Einstein ya definió con eso de E=mc2. La masa (m) de los cuerpos femeninos por mi aceleración (c) hormonal (elevada al cuadrado al tener dos huevos), daba como resultado una E mayúscula de Energía, o de Erección, por eso de que ni se crea ni se destruye, solo se transforma...

Yendo al grano, diré que me sentía bastante feliz y realizado, rodeado de sol, mar, sexos y cervezas, junto a dos amigos, Gerardo y Marcos, de mentes tan calenturientas como la mía, aunque de testículos menos libres, ya que los dos estaban más o menos compremetidos.

Estuve nadando con Marcos un buen rato, sorprendido al descubrir que tenía un cuerpo, y que no solo servía para sostener y transportar mi cerebro, sino que podía nadar, jugar y hacer otras actividades. No quise abusar, así que cuando me sentí algo cansado le dije a Marcos:

-Salgo fuera, tío.

-¿Qué dices? Espérate cinco minutos que ahora vienen buenas olas.

-Que va tio, el deporte es malo para el tabaco. Yo me salgo.

-Ok, vamos- dijo Marcos refunfuñando.

Cerca de la orilla había una chica joven, vestida de forma extraña. Llevaba unos calzoncillos masculinos de color rojo, enrollados por la goma para que no quedaran demasiado largos, y que se le agarraban a su firme culo y su avispada cadera por el milagroso efecto de la humedad. Arriba una especie de top o sostén blanco que traslucía levemente unos pequeños pezones algo frioleros. Yo no llevaba las gafas puestas, así que mientras me iba acercando debía poner cara de estreñimiento. Quería verle bien la cara y para eso tenía que acercarme peligrosamente.

Y sin duda su cara era lo mejor y no desmerecía su cuerpo, ni al revés. De piel blanca, ojos claros y multicolores, una melena rubio-rojiza, cara algo pecosa, nariz chiquitita y labios rojos y gruesos enmarcando unos dientes ordenados y en perfecta formación, ella notó perfectamente como la miraba, y respondió con una sonrisa (supongo que debía tener una cara de gilipollas hipermetrope digna de exposición). Su postura además no denotaba suficiencia, era una cosita pequeña y tímida, sola enmedio de la playa. Parecía como si yo fuera la primera persona que la miraba como la preciosa mujer que era. Se sonrojó mientras yo pasaba por su lado y sostenía la mirada. Marcos hablaba conmigo mientras:

-Tío eres un rallado, mira que olas! ¿Qué ganas hay de tirarse en la toalla a no hacer nada?

Yo ni tan siquiera podía pensar, lo único que hice fué pararme y girarme para verla una vez más, era como si no pudiera moverme de ahí. Y en efecto, ella también echó una última mirada. Miré de nuevo hacia la orilla y ví a Marcos alejarse refunfuñando, ignorante del pecado embutido en calzoncillos masculinos, y de la condena de su amigo. Si me hubiera quedado ahí un segundo más, pensando que hacer, me hubiera ido con Marcos.

Pero esa vez no pensé, gracias a Dios. Di la vuelta, víctima ya de su campo gravitatorio, y empecé a rodearla. Me extraña no haberme quedado ciego después de ver aquel culo, aquella cintura que podía ser rodeada con un solo brazo. Cuando estaba a su altura ella se giró hacía mí sabiendo que era yo antes siquiera de mover el cuello. No dejaba de sonreír nerviosa, con la cabeza ligeramente agachada, pudorosa y excitada al mismo tiempo, pasando su mano suavemente por la superficie del agua, mientras sus ojos me miraban a través de su pelo enmarañado. Yo hacía tiempo que estaba cerebralmente muerto, y en mi boca solo cabía un O de sobrecogimiento, y en mi cuerpo solo la posibilidad de orbitar alrededor suyo en vuelo rasante. Los dos nos mirábamos no ya a los ojos, sino al nervio óptico, a la opacidad de nuestro pensamientos que por primera vez eran transparentes, claros y sin engaños. Tuvo que ser ella creo, ya que yo había olvidado como juntar unas letras con otras, la que dijo:

-Hi...

-Hi!- respondí - What´s your name?

-Elise- dijo mientras los dos nos juntamos a menos de un palmo.

-You are so fucking beautiful- Dije yo con ese inglés genuinamente español. Y no lo dije para ligármela, lo dije porque no podía pensar en otra cosa.

-Thanks! - dijo ella, su piel blanca y francesa era ahora del color de los tomates de mar- You are so beauty too!

Estábamos ya caminando los dos juntos hacía la orilla y, lo dijera de verdad o tán solo para corresponder al cumplido, es lo más bonito que me ha dicho una mujer, o al menos la interpretación más creíble. Y sobretodo ha sido la primer vez que oigo hablar y actuar claro al sexo femenino sin volverse algo realmente triste y frío. Pero todo esto es supongo porque ha sido la primer vez que no he sentido estar haciendo el gilipollas...

 

LA NOCHE Y EL DIA (AMSTERDAM-2)

 

He vuelto a la ciudad del lodo. De nuevo el sol se alternaba con las nubes, y la felicidad con su opuesto. Aunque esta vez el calor era espantoso, sofocante, el azul era pálido, y las noches tenebrosas. Esta vez quería mearme en las obras de Vincent "una oreja" y de tantos otros. Que absoluta falta de sentido.

Alguien debería ir a pintar la verdadera Amsterdam. Alguien debería plasmar el cuento de hadas que se le explica al turista cada vez que va. Que venga alguien a mostrarnos a los colgados de los coffeshops, a los negratas vendiendo crack en calles tan oscuras que más que verlos te chocas con ellos. Que alguien hable de las putas. Ríos de hombres de ojos saltones, mareas de morbo y soledad entre calles rojas, pero no de pasión, solo de neón. Calles rojas de crueldad, de violencia submarina. Que alguien encienda la luz en la noche de Amsterdam, donde cada día es Todos los Santos y cada noche Halloween...

Y cada turista que llega destruye un poco más su belleza con su dinero. Una ciudad enterrada entre el lujo y la ruina. ¿Cuántos años podrán aguantar sus viejos edificios a tantos cuerpos cebados por el aburrimiento? Que rebienten los diques y desborden los canales, para mostrarnos que hay en el fondo y para limpiar sus calles. Amsterdam se mira a si misma colocada de dinero, de drogas, de lujuria, de banalidad. Pero cuando llega la resaca del día después, tan solo de vez en cuando y de reojo, Amsterdam se mira con pena y melancolía, soñando con la ciudad que le hubiera gustado ser. En eso se parece a mí.

EL MES DE "AGUSTO"

EL MES DE "AGUSTO"

A gusto estoy retirado en la costa. CALOR. Chiringuito y playa. Día y noche. Mi cuerpo se ha vuelto inmune al gas, de tantas claras que he tomado. No se ha vuelto inmune a los bikinis y a las minifaldas que más bien parecen cinturones gruesos. Contra eso no hay vacuna. A menos que me la pille con la tapa del water si sigo abusando de las claras...

No más pensar en guiones, ni en planos, ni en dvd´s, ni en fregar los platos cada día... A la mieeeeerda. Aunque más bien me esfuerzo en disfrutar y en no pensar. Es muy fácil no ver la falta TOTAL de sentido de TODO mientras te bañas al sol, mientras haces deporte, mientras te pegas siestas de campeonato, mientras sales de copas, mientras no haces nada, etc. Son cosas que no he hecho este año(o eso creo), y que ahora hago con dedicación, casi con prisa. Yo mismo me otorgo un premio a mi esfuerzo, todo el mundo se otorga premios por su esfuerzo en verano (aún está por saberse el por qué de esto). 

Pero realmente estoy tapando ese poso, ese resto del curso (y de todos los años) que queda en mí, y que me dice que a menos que haga algo por distraerme, mi vista descubrirá el engaño de todo ("¿que coño de engaño?" direis vosotros con voz inocente, pero no sabeis mentir, ya sabeis a que me refiero.)

A menos que cada día coja pala y pico y me ponga a cavar en busca de una veta de Alegría, de Novedad, de Mujer, de Vida, de lo que sea....Cavando y cavando entre la roca negra que son los días, esperando no encontrar ese gas grisú que mata a los pájaros de mi mente silenciosamente, sin que yo me entere. Esa niebla gris que acaba por apagar las antorchas y linternas que me permiten seguir cavando. Cavando aunque sepa que el fin no está en encontrar la veta, ni en evitar el gas. Cavando sabiendo que el fin está en cavar. Pero una vez has visto brillar los minerales...

 

LO DEBIDO

Empiezo este artículo ante la página en blanco (el horror ah! el horror...) sin ningun tipo de idea, ni cosa que tenga que decir. No me siento inspirado para decir ni pensar nada. Pero hoy he abierto el blog, y me he visto obligado.

Obligado porque hace mucho que no escribo, obligado porque tengo que empezar a disciplinarme en cuanto al escribir, y en tercero (y no menos importante) es porque me ha parecido que faltaba algo, un final casi de ciclo, y ahora me doy cuenta que este blog al que acuden millones de personas en masa cada día (lo he escrito, jajaja, ahora ya está, ¿quién puede decir que no es así? Palabra de Blog...Amén) JODER!

Ejem...Problemas técnicos. Disculpen las molestias...Como íbamos diciendo, este blog al que acudo yo de vez en cuando y algun buen amigo (que probablemente se habría perdido) cumple ya un año más o menos, y creo que han habido huecos sin cerrar. Empecé el curso con la moral tocada, pero lo único que hize fué bajar y bajar más. Me sumergí yo mismo en ese tipo de estado de ánimo fundamentado en la rutina, en creer que los días transcurren lisos, grises, y lentos. Y empezar tu a volverte liso, gris y lento.

La rutina me parte en dos, me  eclaviza, me subyuga y me toca los cojones con las manos MUY frías. Me vuelvo un inútil mental y un déspota social, que sale a la vida solo cinco minutos y cree saber que coño se cuece en la olla, y me permito juzgarlo, y lo cato levemente con los labios y digo por sistema "ecs...no me gusta", por no estar acostumbrado al sabor de la vida, que tiene todos los sabores, sino al de "mi"  vida. Lisa, gris y lenta. O mejor sosa, insípida y pasada.

Solo he salido levemente del hoyo ahora en verano, escapando de mi madriguera y saliendo al exterior. Supongo que ahora no me importa tanto el porque de todo y estas, y tan solo quiero sitios nuevos, aire fresco y no saber que dia es ni que dias serán. Tan solo el intentar cerciorarse que el ciclo no se repita el año que viene, y ponerse a currar en lo que tiene que ser mi futuro inmediato que es escribir. Es por eso que se puede leer esto.

También considero que esta sección de "diario" que más bien es "mensuario" empezó con una historia bastante veraniega que no tuvo final, al menos no de forma clara. No es que ahora sienta la necesidad de hablar sobre ese viaje/s, ni porque siga pensando en esa persona de la misma manera, sino porque es un episodio que hasta ahora no he entendido lo suficiente como para hablar sobre él.

Fuí estúpido por creer que lo único que hacía falta ahí era mi presencia. Por el resto, no creo que deba echarme culpas o tristezas, puesto que no sentí que las cosas fueran bien en casi ningún momento, aunque los recuerdos son muy difusos ahora, y de todas maneras fué una prueba, que me ha dado experiencia, para bien o para mal...Lo único que realmente me corroe es es el que dos personas puedan sentirse tan unidas en ciertos momentos, y luego se esfumen, desaparezca cualquier rastro de ese pasado y se vuelvan desconocidos de toda la vida.

El pensar que ya nunca podrás saber de esa persona que pico tanto tu curiosidad.

MÁS DE LO MISMO

Y seguimos con una nueva entrega de nuestra serie "Patéticas Reflexiones Existenciales", de la colección "A ver quién la dice más gorda". Cuando empezé este blog no esperaba que acabara siendo un pozo de mis peores pensamientos, pero ahí está...

Mejores épocas vendrán... 

 "Me horroriza no saber si amo o odio incondicionalmente a la humanidad. Desde luego algo de piedad despiertan todos estos frágiles cuerpos y alienadas almas. Amarlas es la única forma de vivir felizmente entre ellas, la única forma de encontrar la paz...

Pero est mundo construido sin planos, al que se llega sin aviso ni instrucciones de uso, este mundo que tanto exige y tan poco da, despierta en mí odio, y no solo una sonrisa compasiva y conformista.

¿Como resignarse a vivir así? Estas almas muertas solo piden ser sacudidas. Solo piden ser escuchadas.

Pero la inconstancia es la esencia de todos nosotros, no hay terremoto que dure para siempre. Somos un péndulo que necesita estar en movimiento, para luego volver a descansar en el mismo punto. Tan solo necesitamos creer que nos movemos, que avanzamos. Pero siempre estuvimos anclados. Y siempre lo estaremos...

Si no hay dios que justifique nada, y no hay más vida que esta cruel lotería a la que todos jugamos, entiendo que este vacío inmenso que siento no es más que el peso de la responsabilidad de vivir cada instante como si fuera el último.

La imposible búsqueda de significado en el puro azar...¿Libertad de qué?...¿Y para qué?" 

LO EFÍMERO

 

¿Y que será de vosotras, bellas flores,

cuando ya nadie pueda oler vuestro aroma?

¿Y que será de mí cuando no pueda ver esos frescos pétalos?

¿Y que me importa a mí si ya no lo veré?

¿Y que os importa a vosotras si ya no existireis?