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BALAS PERDIDAS

14-10-07

 

El día de mi vuelta estaba en la estación de tren,

fumando como siempre un cigarrillo.

Llegó una pareja joven en coche, conducía ella.

Bajaron y sacaron una bolsa del maletero,

se dieron un beso y él se marcho,

mientras se despedían con la mano y ella subía de nuevo a su coche.

Él se giró una última vez, pero ella ya estaba maniobrando para salir

y no le vió.

Ahora tenían todo el tiempo del mundo para olvidarse el uno al otro.

Eso me hizó dar cuenta de lo vulgar de estas relaciones,

la mía incluida.

Lo que empieza como un acto loco y valiente de amor,

o atracción al menos,

acaba en un polvo de fin de semana...

Pero yo aún no puedo olvidar su cabeza en mi pecho.

Aún... 

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