04-01-08
Esto fué lo que escribí la primera vez que rompí con Elise. Siempre ha estado escondido en este blog, en el apartado "borradores", pero nunca fué el momento de publicarlo, ya que Elise y yo hemos roto, y descosido, y vuelto a coser unas cuants veces.
Quizá siga sin ser el momento para colgarlo, mchas cosasa no son como se refleja en este escrito, pero lo que dije aquí es un eco de lo que ha pasado de nuevo ahora, esta vez para siempre. Aunque los Strokes canten "Someday" mientras escribo...
He decidido expulsar de mis libretas todo aquello que escribí y no dije. Me quema. Ya no hace falta que me haga el duro y esconda mis debilidades. Ya nadie va a abusar de ellas...
Corresponde al día que aparece en el Título:
"Me prometí no escribir más en este blog. Una vez más, rompo mi palabra, porqué no sé que hacer con todo lo que siento en mi cabeza. La llamaría, pero no querría hablar conmigo. Todas las cosas que querría decirle solo le podrían sonar a excusa y a intento desesperado de recuperarla, y no estaría equivocada. Así que vamos allá. Vomitemos hacía la nada para poder volvernos a levantar...
Quizá demasiado o quizá nada. Maldita seas, cuánto dolor me causas ahora, siendo yo el que he cortado. Si querías ser la ganadora, la que lleva el toro por los cuernos ¡felicidades! Has ganado. Ahora me siento mal por intentar ser honesto. Por intentar poner en claro que sí queríamos que funcionara había que cambiar muchas cosas.
Mucho rencor has soltado por tu boca, tanto o más que yo. ¿Para sentirte menos despechada? ¿Para notar, usar y abusar del poder que has ejercido en mí? ¡FELICIDADES! Toma tu premio a la crueldad, te lo mereces. Ojala todos los puñales que has lanzado fueran simples puñales de rabia. Simples pataletas de niña que quiere algo con toda la fuerza de la que es capaz. Eso quizá me diera la certeza de que me querías, de que podía confiar en ti. Pero supongo que los dos sabemos que no es así. Que detrás de la pura venganza y rabia que ha impulsado tus palabras, existe realmente la simple verdad: Que nunca has sentido nada.
Como te he dicho, te felicito, tus respuestas consiguen hacerme creer que todo lo has fingido. Ahora dudo incluso de cada maldita mirada. Son tan falsas que ni siquiera han existido. Es como si ahora despertara de un sueño. Nada ha sucedido. Cuando reías no reías, cuando me besabas no lo hacías, pensabas en otra cosa. Cuando flirteabas y me agasajabas, solo era para tu propio beneficio, para experimentar y aprender lo más bajo de la las relaciones humanas: el juego de poder. Para creerte “la polla”, y hacérmelo creer a mí. Y aún así no creo que todo sea falso. Nos defendimos sacando las uñas como gatos asustados.
Me contradigo, lo sé. Cada pensamiento anula al otro, y aún así conviven en mi cabeza. Está carta la empieza un hombre y la acaba otro. Así nada podía salir bien, está claro. Supongo que es culpa mía, mi mentalidad ha debido sentenciarlo todo desde antes que pasara incluso. Una vez más, he dado mi cariño sin criterio, sin mesura. Con dudas, claro, siempre con dudas (ese es mi estilo), esperando que esta vez no me iba a equivocar. Y tú lo has cogido y exprimido a gusto, para probar hasta dónde llegaba. ¿Cuántos viajes hubiese hecho a Toulouse si no hubiera abierto la boca hoy? ¿Hasta dónde pensabas mantener el teatro? ¿Dónde querías que llegara mi devoción por ti? Lo siento, pero algo he aprendido. Cuánto mas te hubiera querido de esta manera, menos me hubieras querido tú, y más infelices hubiéramos sido los dos.
No me arrepiento de nada en esta relación: Ni de haber dado todos los pasos que di, ni de haber sido (como tu dices) demasiado bueno contigo, ni de cómo he apartado mi vida para hacer una nueva, pequeñita y frágil, contigo. Creí que la ocasión lo merecía. Pero lo que me repito una y otra vez, aunque me cuesta, es que no debo arrepentirme de haber sido valiente hoy, y haber puesto sobre la mesa lo que los dos sabíamos: Qué somos incapaces de querernos el uno al otro. Ya sea porqué la atracción ha muerto, ya sea por falta de experiencia, ya sea porqué hemos descubierto que el otro no era quién nosotros pensábamos… Pero yo creo que es por todo el miedo, el orgullo y la rabia que sentimos, que nos hace verlo todo con el ojo de la suspicacia. Con el ojo de los que confiaron y les dieron por culo. Con el ojo de los que están y estarán más solos que nadie, porque no pueden creer en nada ni en nadie.
Qué ridículo me siento, metiéndote a ti y tus sentimientos en el mismo saco que los míos, pretendiendo saber lo que sientes y piensas… ¿Que te he usado? Sí ¿Que tú me has usado? También ¿Qué sabías que esto pasaría incluso antes de venir? De acuerdo. Mala forma de encarar una relación, pero no puedo culparte, quizá yo también lo sabía. ¿Qué viniste solo para olvidar pasados amores y para no sentirte sola? Claro que sí. Lo entiendo porque yo también lo he hecho. Cada uno de estos argumentos son falsos y verdaderos a la vez. Pero ¿Qué no has sentido nada? Eso no puedes creerlo ni tú. Puede que no sepa lo que piensas y sientes. A veces no hace falta.
Ahora, mientras escribo, me acuerdo de cuando comparábamos nuestra caligrafía. “Tu letra y la mía son muy parecidas en realidad” dijiste. Y a mí me basta esta inmensa chorrada para saber que no es verdad que no sintieras nada por mí. Has sentido algo muy parecido a lo que he sentido yo, pero quizá ya no te acuerdes. Algo efímero, pero bonito. Demasiado bonito para ser cierto. Demasiado amor para aceptarlo. Demasiada bondad para ser mantenida en este mundo. Demasiado escepticismo y orgullo para creer en algo así, aún siendo consciente que no podía ser nada para siempre, aún aceptándolo como una experiencia más. Demasiado miedo a ser heridos de nuevo. Demasiadas ganas de devolver todas las que nos han dado contra alguien que no ha tenido la culpa de nada: Tú y Yo.¡Qué triste el que puedas querer y tratar demasiado bien a una persona! ¿Cómo pueden ir juntos demasiado y bien? El sueño debe ser una pesadilla de la que aún no me he despertado. Y parece que se repite cada maldita noche. En todas las relaciones uno usa al otro. Es cruel, pero es así. Lo importante está en como te tomas esto. Yo quizá tuve miedo de ser usado como tantas otras veces… Y tú… tú tuviste miedo de ser tan querida, tuviste miedo de confiar en alguien. Tanto cariño incondicional solo ha despertado en ti las sospechas de que yo tenía un interés oculto, de que quería usarte. No te culpo, mi cariño tenía un interés muy claro: que fuera correspondido con el mismo cariño. Claro que te he usado. Te he usado para sentir tu amor. Espero que tú me usaras por lo mismo.
Ahora a cada minuto ruego a Dios o a quién sea que lo sustituye para que no encuentres a ese hombre que te hará volver loca por lo mal que te tratará. Ese hombre al que querrás solo porqué él no te quiere. Pero sé que eso pasará irremediablemente.
El otro día pensé que sólo cuando tengas cuarenta años o más, te acordarás de mí y de lo que vivimos, y añorarás volver a encontrar a un hombre que realmente te quiera por lo que eres… Otro hombre que te trate demasiado bien, porque por ese entonces ya te habrán tratado demasiado mal. Si un día te sucede eso, será uno de esos momentos en los que uno siente realmente el paso del tiempo, casi puede ver como su propia piel se arruga y se pudre. Podrás imaginar todas las flores que ha habido en el mundo, cómo han nacido, se han abierto y se han marchitado, bajo millones de amaneceres y atardeceres, y lluvias y nieves y días de sol. Y nada de lo que podamos hacer nos devolverá el tiempo y las oportunidades perdidas. Joder, esos momentos son en los que uno realmente entiende lo más triste y lo más bonito de la vida y de la muerte. Te imagino a ti pensando en esto, cerca de la ventana de un bar, mirando hacia la calle en un día frío, cuando ya haya llegado nuestro invierno. Y quizá yo esté en otro bar, llorando sin lágrimas, pensando lo mismo.
Y aquí acaba la carta que nunca te enviaré…Demasiado he puesto en ella. Demasiado siento que ya todo se ha acabado. La pataleta de niño fue mía, al ver que te ibas. Ya no tengo fuerzas para luchar por ti. Sólo puedo decir que lo siento muchísimo… ¡siento tanta culpa! y aún así creo que era lo mejor (o quizá lo único) que podía hacer: Romperlo todo. Porque llegué con la intención de cuidarte y quererte, y al final te he herido y te he dejado ir."
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