AMSTERDAM
La ciudad de los canales con permiso de Venecia. Posiblemente la más bonita que he visitado de Europa. Uno llega ahí como turista y vuelve como ciudadano. El museo de Van Gogh, los canales, los coffeshops, las bicicletas, las lluvias imprevisibles, el tranvía, las casas con escaleras imposibles cimentadas en el lodo, las prostitutas expuestas como manzanas frescas (o no tanto) en una frutería. Lo bonito de viajar es que no hay un mensaje final, no puedes resumir lo que has visto en una frase, no puedes saber realmente lo que es vivir ahí. Simplemente te maravillas al descubrir que el mundo está lleno de lugares distintos habitados por gente distinta, y al mismo tiempo te sientes más que nunca de algún lugar. No de tu país ni tu ciudad, no español, ni catalán, ni europeo...Te sientes más que nunca del mundo, te sientes más que nunca humano, y sobretodo sientes que todos los lugares y personas, incluso todas las plantas, animales y rocas, merecen estar donde están, merecen tener cabida en el mundo.
Viajar nos hace ser más tolerantes.
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